Durante años se ha repetido la idea de que tener plantas en el dormitorio es perjudicial porque por la noche "consumen oxígeno" y podrían dificultar la respiración, debido a que, ante la ausencia de luz, las plantas dejan de realizar la fotosíntesis y pasan a la respiración celular, proceso en el que absorben oxígeno y expulsan dióxido de carbono.
Según cálculos del científico Martin Gent en 70 preguntas curiosas de la ciencia (Siruela, 2013), a lo largo de una noche una persona consume entre el 2% y el 3% del oxígeno de una habitación cerrada de 20 m², mientras que una planta en macetero llega al 0,1%.
De esta forma, demostró que se trata de un mito, ya que la cantidad de oxígeno que absorben las plantas es insignificante para dañar la salud humana y, comparado con dormir acompañado de otra persona o de una mascota, su impacto es irrelevante.
En la misma línea, en 2019, una revisión publicada en Nature por Michael Waring (Universidad de Drexel, EE.UU.) analizó más de 190 experimentos previos y también concluyó que el efecto de las plantas en espacios cotidianos es muy limitado y que para lograr el mismo impacto que una ventilación normal de una hora, sería necesario colocar entre 100 y 1.000 plantas en una sola habitación.
Por tanto, dormir con plantas en la pieza no supone ningún riesgo. Aunque absorben oxígeno durante la noche y expulsan dióxido de carbono, la cantidad es mínima y no afecta a la salud.
La clave, como recuerdan los expertos, está en mantener la habitación ventilada al menos una vez al día durante una hora, una medida suficiente para garantizar la calidad del aire en cualquier hogar.