Un estudio chileno reveló que la inactividad física podría reducir en promedio 5,8 años de vida, aumentando en un 62% el riesgo de mortalidad. La investigación se basó en datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2009-2010 del Ministerio de Salud, con un seguimiento de 4.539 personas durante más de 10 años.
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El trabajo fue liderado por Felipe Díaz, académico de la Facultad de Enfermería de la Universidad Andrés Bello (UNAB) y miembro del claustro académico del Doctorado en Enfermería.
Principales hallazgos
El estudio mostró que el riesgo es mayor en mujeres, adultos mayores de 60 años, habitantes de zonas urbanas y personas con mayores ingresos o nivel educativo.
“Entre las principales causas se encuentran las extensas jornadas laborales, la falta de tiempo y de espacios seguros para realizar actividad física, especialmente en sectores urbanos y de bajos recursos”, explicó Díaz.
Además, el académico advirtió que la cultura sedentaria de Chile ha dificultado la incorporación del movimiento como parte de la vida cotidiana, donde el ejercicio suele asociarse solo al deporte competitivo o al gimnasio.
Lo que recomienda la OMS
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda 150 a 300 minutos semanales de actividad física moderada o 75 a 150 minutos intensos, distribuidos a lo largo de la semana. Actividades como caminar rápido, andar en bicicleta, bailar, nadar o incluso realizar tareas domésticas de forma activa forman parte de estas prácticas.
En el caso de niños y adolescentes, la recomendación es al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa. Para los adultos mayores, además del ejercicio aeróbico, es clave trabajar la musculatura y el equilibrio, con el fin de prevenir caídas y mantener la autonomía.
Nunca es tarde para comenzar
La investigación subraya que incluso pequeñas dosis de ejercicio regular pueden tener un gran impacto en la salud y la esperanza de vida. Subir escaleras, caminar en lugar de usar el auto o hacer pausas activas en la jornada laboral son medidas simples que ayudan a combatir el sedentarismo.
“El sedentarismo no es sólo una elección individual, sino también el reflejo de un entorno que debemos transformar colectivamente. Promover una vida activa es una tarea de salud pública, pero también una decisión personal que puede mejorar nuestra calidad y cantidad de vida”, concluyó Díaz.