La deforestación no sólo reduce bosques: también está borrando los colores de la naturaleza. En el caso de las mariposas, sus alas brillantes, que evolucionaron durante millones de años para atraer parejas, camuflarse y sobrevivir; están perdiendo intensidad.
LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:
- Estudio advierte falta de control sobre contaminación lumínica en zonas astronómicas del norte
- Desperdicio de alimentos: un problema ambiental, social y económico
- Chile lanza Estrategia Nacional de Economía Circular para Textiles y busca reducir desechos de la industria
Un proyecto de investigación en Brasil documenta cómo la pérdida de hábitat está provocando que las mariposas se adapten a paisajes más degradados, como las plantaciones de eucaliptos, donde predominan las especies de tonos marrones y grises.
“El color de las alas de una mariposa no es trivial: son diseños moldeados por millones de años de evolución”, explica Roberto García-Roa, investigador y fotógrafo que participa en este estudio, según explica The Guardian.
De bosques vibrantes a paisajes monocromáticos
En un bosque tropical, los tonos rojos, verdes y azules se mezclan en un mosaico de vida y diversidad. Allí, las mariposas encuentran múltiples formas de comunicarse y reproducirse. Pero en entornos simplificados, como monocultivos, la ventaja evolutiva es ser discreto.
“En el bosque tropical todo está vivo, lleno de sonidos y sorpresas. En una plantación de eucaliptos, en cambio, se siente un vacío, como si la vida no ocurriera como debería”, señala García-Roa.
Los investigadores identificaron 21 especies en plantaciones frente a 31 en bosques naturales en el estado brasileño de Espírito Santo. En estas áreas degradadas, la comunidad de mariposas estaba dominada por tonos marrones.
La biodiversidad pierde su brillo
Este fenómeno, conocido como “discoloración”, ya se había detectado en la Amazonía en 2019. Allí se comprobó que las especies más coloridas desaparecen primero tras la deforestación, dejando un ecosistema dominado por mariposas opacas.
“El hallazgo fue revelador: los bosques están perdiendo sus colores. Es una dimensión oculta de cómo los ecosistemas responden al cambio ambiental”, afirma Ricardo Spaniol, investigador de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul.
La pérdida de diversidad cromática no es sólo estética: puede reflejar la erosión de funciones ecológicas clave y anticipar impactos en otros organismos.
Una señal de alerta global
El problema no se limita a Brasil. Monocultivos de eucalipto, café o banano están expandiéndose en diversas regiones, desde América hasta Europa. Aunque aparenten ser “naturales” por su color verde uniforme, en realidad simplifican los ecosistemas y reducen la biodiversidad.
Si no se protege el bosque nativo, las mariposas más vistosas, y con ellas sus interacciones ecológicas; podrían desaparecer, dejando atrás sólo especies generalistas.
Restaurar el mundo a color
La buena noticia es que la naturaleza puede recuperar su paleta. Investigaciones en áreas de la Amazonía que regeneraron su bosque tras 30 años de uso ganadero mostraron una recuperación significativa en la diversidad de colores de mariposas.
“Todavía tenemos la oportunidad de restaurar este mundo lleno de colores”, asegura Spaniol.