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¿Podrán los perros aprender a hablar algún día? En qué está el avance científico

A primera vista, investigar si los perros pueden hablar podría parecer absurdo. No obstante, un grupo de investigadores en Hungría se ha tomado este desafío muy en serio y analiza sus fundamentos biológicos.

24horas.cl

Deutsche Welle

Viernes 10 de octubre de 2025

El auge de la inteligencia artificial (IA) ha traído consigo innovaciones que hace unos años habrían parecido pura ciencia ficción. Una de las más fascinantes es la posibilidad de comunicarnos con los animales. Se ha especulado mucho sobre si podremos algún día conversar con las ballenas o descifrar el lenguaje de otras especies. Pero ¿qué hay de nuestro compañero más cercano, el perro?

La idea de que los perros hablen no es nueva, al menos en el cine y la televisión. Sin embargo, más allá de la ficción, el equipo del laboratorio BARKS del Departamento de Etología de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría ha llevado esta pregunta al terreno científico. En una revisión publicada en Biologia Futura, los investigadores analizan con total seriedad si existe alguna base biológica que pudiera, hipotéticamente, acercar a los perros a una comunicación parecida al habla.

Y no se refieren a enseñarles trucos vocales o enseñarles a decir "hola". La cuestión es mucho más profunda: ¿existe algún fundamento biológico real para esta posibilidad?

Los científicos examinan desde perspectivas anatómicas, cognitivas y evolutivas hasta qué punto los perros poseen –o podrían desarrollar– las bases necesarias para producir y comprender sonidos similares al lenguaje humano. O si, por el contrario, se trata de una fantasía destinada a quedarse en nuestros sueños.

¿Puede un perro hablar? La ciencia responde

A simple vista, la idea de un perro parlante puede sonar más a broma que a hipótesis científica. Sin embargo, vista desde la evolución, abre una reflexión provocadora: si hablar ofreciera a los perros una ventaja adaptativa real dentro del mundo humano, la selección natural probablemente ya habría hecho su trabajo y ese talento sería común entre ellos.

Según explica en el comunicado de prensa de la universidad, la dra. Rita Lenkei, una de las autoras principales, la investigación no busca alimentar expectativas irreales, sino aclarar "lo que se sabe, lo que se exagera y lo que queda por explorar mediante una investigación científica seria".

El estudio reveló que los perros poseían suficiente flexibilidad vocal para producir una amplia variedad de frecuencias formantes.

Habilidades lingüísticas caninas: lo que ya saben hacer

Los investigadores señalan que los perros muestran algunas habilidades comunicativas que se relacionan con ciertos aspectos del lenguaje humano. Por ejemplo, muchos perros reaccionan con entusiasmo cuando oyen ciertas palabras –su nombre, la promesa de un paseo o la mención de la comida–, una prueba de que son capaces de asociar sonidos con acciones y experiencias concretas.

Además, según indica IFL Science, algunos experimentos previos han mostrado que los perros pueden diferenciar idiomas, registrar el tono de una vocalización y reconocer a personas conocidas únicamente por su voz.

En cuanto a la anatomía, el estudio sugiere que los perros pueden dominar "movimientos dinámicos de la laringe" que les permiten producir una "amplia variedad de frecuencias formantes". Esto indica, según se lee en el estudio, que "los perros podrían exhibir suficiente flexibilidad vocal para producir sonidos similares al habla", aunque su aparato fonador no sea tan refinado como el humano.

La investigación publicada en Biologia Futura examinó las implicaciones éticas y el potencial impacto en la relación humano-animal si los perros pudieran comunicarse verbalmente.

¿Qué les falta entonces?

Aquí es donde entra el verdadero punto de inflexión: la motivación evolutiva. Una teoría ampliamente aceptada sobre el origen del lenguaje humano es que surgió como herramienta para coordinar acciones en grupo y facilitar la cooperación.

Sin embargo, a diferencia de nosotros, los perros no necesitan palabras para entenderse. Les basta una mirada, un movimiento de cola o un cambio de tono para descifrar lo que ocurre a su alrededor, una habilidad social tan afinada que a veces parece superar la nuestra. 

Desde esta perspectiva, los perros simplemente no necesitan hablar. La evolución les ha dado otras herramientas para lograr lo mismo, y forzar la verbalización podría ser, además de innecesario, contraproducente.

De hecho, los autores advierten sobre las posibles consecuencias de intentar que un perro hable. No solo se abren dilemas éticos, sino que podría romperse el equilibrio emocional que define nuestra relación con ellos. En el estudio, se advierte incluso sobre el "valle inquietante": esa extraña sensación que provoca algo demasiado parecido a lo humano, pero que sigue sin serlo del todo. Por ejemplo, un perro que hablara, como un robot con voz humana, podría resultar más perturbador que entrañable.

Implicaciones científicas

A pesar de los límites técnicos y éticos, los investigadores sostienen que estudiar el potencial lingüístico de los perros puede ayudarnos a entender mejor cómo surgió el lenguaje en nuestra propia especie. 

Como explica en el comunicado el Dr. Tamás Faragó, líder del grupo de investigación, dado que no podemos replicar las condiciones originales en las que apareció el habla humana, los modelos comparativos –como el caso de los perros domesticados– son herramientas valiosas para explorar los primeros pasos cognitivos y neuronales hacia el lenguaje.

Además, los hallazgos pueden tener aplicaciones prácticas inesperadas. Por ejemplo, en el emergente campo de la "etorobótica", que estudia la interacción entre animales y máquinas, los conocimientos sobre cómo se comunican los perros con los humanos podrían ayudar a diseñar robots sociales más eficaces.

En definitiva, la respuesta a si los perros podrían hablar está, como era de esperar, en el campo teórico. Podrían tener cierta flexibilidad vocal que, en teoría, permitiría sonidos algo más parecidos al habla, y cognitivamente ya muestran una comprensión auditiva más compleja de lo que solía asumirse. Pero la necesidad evolutiva, la carga ética y los riesgos de alterar esa comunicación no verbal tan afinada que ya compartimos con ellos hacen que el sueño de un perro parlante probablemente siga siendo eso: un sueño.

Al final, quizás los perros no necesiten palabras para ser excelentes comunicadores. Como sugiere la revisión de la Universidad Eötvös Loránd, entenderse mutuamente no siempre requiere el habla, a veces solo hay que "escuchar" de la manera adecuada.

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