La banda sonora de los dinosaurios, tan icónica en películas como Jurassic World, podría ser un mito. Los rugidos de tiranosaurios y velocirraptores, que estremecen a los espectadores en el cine, nacieron más de la imaginación de ingenieros de sonido que de evidencias científicas. Hasta hace poco, la ciencia solo podía especular sobre cómo sonaban estos colosales reptiles extintos, ya que el aparato fonador está formado por tejidos blandos que rara vez se fosilizan.
LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:
- Telescopio James Webb capta su primer planeta: sería como Saturno y orbita una estrella joven
- Científicos las investigan: esferas naranjas halladas en la Luna revelan secretos volcánicos
- ALeRCE: el único broker chileno detrás de los datos del Vera Rubin
Eso está cambiando. El descubrimiento de una laringe fósil del Pinacosaurus grangeri, un anquilosaurio hallado en el desierto de Gobi, en Mongolia, ha abierto una nueva puerta para descifrar los sonidos prehistóricos. Este hallazgo sugiere que, lejos de rugir, algunos dinosaurios podrían haber emitido sonidos agudos similares a los cantos de aves.
Instrumentos de viento prehistóricos
Antes de este descubrimiento, uno de los ejemplos más fascinantes de sonidos dinosaurios venía del Parasaurolophus tubicen, un dinosaurio que vivió hace 70 millones de años y que, según estudios del Museo de Historia Natural de Nuevo México, podría haber sonado como un claxon de barco o un didgeridoo australiano. Su cresta craneal, de casi un metro de longitud, albergaba tubos huecos que funcionaban como un instrumento de viento natural.
Una laringe que canta
Lo verdaderamente revolucionario es que el fósil del Pinacosaurus, un dinosaurio blindado de tres toneladas, muestra una laringe con dos piezas móviles, algo inusual en reptiles. Esta movilidad habría permitido a estos animales controlar el paso de aire y generar sonidos más complejos, incluso agudos, similares a los que producen ciertas aves.
Según los expertos, es posible que estos sonidos agudos ayudaran a estos dinosaurios herbívoros a comunicarse o incluso a evitar ser detectados por depredadores. Sin embargo, advierten que la realidad podría ser más compleja y que todavía quedan muchas incógnitas por resolver.
Un misterio cada vez más cerca de resolverse
Tradicionalmente, se ha creído que los grandes dinosaurios producían sonidos graves y profundos, capaces de recorrer grandes distancias y hacer vibrar la tierra, como un bajo operístico. La idea de chillidos agudos parecía reservada a las aves. Ahora, este hallazgo sugiere que los dinosaurios podrían haber contado con un repertorio sonoro mucho más diverso.
Para los paleontólogos, este descubrimiento invita a reevaluar fósiles olvidados en depósitos, buscando fragmentos que antes pasaron desapercibidos. La ciencia avanza, y reconstruir la auténtica banda sonora del Mesozoico parece ser solo cuestión de tiempo.