Cuando cae la noche en las selvas tropicales, los orangutanes de Sumatra ascienden al dosel para construir nidos de ramas y hojas que les brindan calor, comodidad y protección frente a depredadores e insectos. Estas plataformas no son simples camas: muchas incluyen forros, techos improvisados e incluso estructuras similares a “almohadas”.
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Un nuevo estudio publicado en Communications Biology reveló que los jóvenes orangutanes aprenden esta compleja tarea observando atentamente a sus madres, un proceso conocido como aprendizaje social por observación.
Una habilidad clave para la supervivencia
El nido nocturno es esencial para la supervivencia. A diferencia de otros comportamientos animales que son innatos, esta destreza requiere años de práctica y observación.
- A los 6 meses, las crías empiezan a jugar con ramas y hojas.
- Desde el año construyen nidos simples de día.
- Entre los 3 y 8 años perfeccionan los nidos nocturnos, cada vez más elaborados.
“Construir un nido exige fuerza, destreza manual y conocimiento de materiales”, explicó la investigadora Ani Permana, de la Universidad de Warwick, según earth.com. “Lo fascinante es que no basta con estar cerca, los jóvenes deben mirar con atención a su madre para aprender”.
Tradición y cultura entre grandes simios
Los investigadores observaron que los jóvenes orangutanes de Sumatra prestan más atención cuando sus madres construyen nidos complejos en varios árboles o con elementos de confort. Tras mirar, aumentaban sus intentos de práctica, demostrando que estaban incorporando pasos difíciles y no sólo imitando gestos simples.
Además, los materiales utilizados también se transmiten socialmente: los pequeños tienden a elegir las mismas especies de árboles que usan sus madres. Aunque durante la adolescencia experimentan con otras opciones, de adultos suelen volver a los materiales originales, un signo de tradición cultural.
“Esto demuestra que los orangutanes no sólo aprenden el ‘cómo’, sino también el ‘qué’ usar, lo que constituye un conocimiento transmitido de generación en generación”, destacó la investigadora Caroline Schuppli, del Instituto Max Planck de Comportamiento Animal.
Una herencia en riesgo
El hallazgo confirma que la construcción de nidos en orangutanes de Sumatra es un ejemplo de aprendizaje cultural en primates, similar a la transmisión de tradiciones en humanos. Esta capacidad, sin embargo, depende directamente de la conservación de sus hábitats naturales.
“La cultura de los orangutanes podría desaparecer si se pierden los bosques donde viven”, advirtieron los autores del estudio.