Un hallazgo del telescopio espacial James Webb (JWST) podría cambiar la manera en que entendemos la formación del universo. Astrónomos reportaron la detección de un antiguo agujero negro supermasivo, con más de 50 millones de masas solares, que muestra un entorno extremadamente escaso en estrellas y elementos químicos.
LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:
- La NASA reveló qué hay dentro de Marte junto a nuevas pistas de su caótico pasado
- Astrónomos descubren un exoplaneta en formación desde el Very Large Telescope de Atacama
- Desarrollan una nanoemulsión de cannabidiol que inhibe células de cáncer mamario en perras
Los científicos creen que podría tratarse de un agujero negro primordial, una clase de objeto cósmico teorizado por Stephen Hawking en la década de 1970, pero nunca antes observado.
Un “agujero negro desnudo”
El objeto, bautizado como QSO1, se encuentra a más de 13.000 millones de años luz, cuando el universo tenía apenas 700 millones de años. A diferencia de los agujeros negros que conocemos, este parece carecer de una galaxia que lo rodee.
“Este agujero negro está casi desnudo. Es un gran desafío para las teorías actuales, porque parece haberse formado sin una galaxia previa”, explicó Roberto Maiolino, cosmólogo de la Universidad de Cambridge y parte del equipo de investigación, según The Guardian.
Un hallazgo que desafía teorías
Hasta ahora, el consenso científico era que los agujeros negros se formaban tras la muerte de las primeras estrellas y crecían lentamente al acumular gas, polvo y otras estrellas. Sin embargo, este hallazgo contradice esa visión: el agujero negro es demasiado masivo para la etapa temprana del universo en la que fue observado.
Además, el gas que lo rodea es químicamente “prístino”, compuesto casi exclusivamente por hidrógeno y helio, sin rastros de elementos pesados que se forman en las estrellas. Esto refuerza la hipótesis de que no hubo formación estelar significativa en su entorno.
¿Origen primordial?
Una explicación es que se trate de un colapso directo de gas y polvo, pero las condiciones observadas no coinciden del todo con esa teoría. Por ello, los investigadores dan mayor peso a la posibilidad de que sea un agujero negro primordial, formado en los primeros instantes después del Big Bang.
“Estos resultados son un cambio de paradigma. Estamos viendo un agujero negro masivo que parece haber nacido sin una galaxia a su alrededor”, destacó Maiolino.
El hallazgo, publicado en Arxiv y pendiente de revisión por pares, abre nuevas preguntas sobre la física fundamental y la evolución cósmica. Astrónomos esperan que futuros observatorios, como los detectores de ondas gravitacionales de próxima generación, confirmen si los agujeros negros primordiales realmente existen.