Gracias a un convenio entre el Parque Punta de Lobos y el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2) de la Universidad de Chile, la ciudad costera de Pichilemu se sumará a una red global de medición de gases de efecto invernadero (GEI), convirtiéndose en un sitio clave de observación climática en el Pacífico sur.
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El proyecto, que cuenta con la colaboración de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos, permitirá tomar muestras semanales y de largo plazo del aire en Punta de Lobos, zona reconocida por sus olas, acantilados y biodiversidad.
Aire limpio con valor global
Rodrigo Seguel, investigador del CR2 y académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile, explicó que el objetivo es obtener información científica confiable que permita evaluar la efectividad de las políticas de mitigación y protección ambiental.
“Hasta ahora, en Sudamérica solo existían tres estaciones de este tipo en Ushuaia (Argentina), Natal (Brasil) y Rapa Nui. Faltaba una estación en Chile continental que pudiera monitorear el aire oceánico de forma sistemática, y Punta de Lobos ofrecía condiciones perfectas”, indicó.
Las muestras se toman solo cuando el viento proviene desde el océano, asegurando así la recolección de aire libre de contaminación urbana o industrial.
Monitoreo colaborativo desde la costa chilena
El proyecto incluye la capacitación de funcionarios del Parque Punta de Lobos para tomar muestras con matraces especiales y operar un sistema de monitoreo automático. Luego, estas muestras se enviarán al Laboratorio de Monitoreo Global de la NOAA en Boulder, Colorado, para su análisis.
Según Seguel, uno de los focos de interés será también la medición de hidrógeno atmosférico, un dato poco abordado en el hemisferio sur.
Parque vivo, aire sano
Patricio Mekis, director ejecutivo del Parque Punta de Lobos, destacó que este monitoreo permitirá poner en valor la calidad del aire de la región. “Este entorno no solo es único por su biodiversidad y belleza escénica, sino que ahora también podremos demostrar su calidad ambiental desde una perspectiva científica”, señaló.
El monitoreo se complementará con actividades de divulgación, charlas y seminarios organizados por el CR2, dirigidos a la comunidad y funcionarios del parque.
Un modelo para otras regiones
Este tipo de observación atmosférica no solo contribuye al entendimiento del cambio climático, sino que también resalta el rol de los ecosistemas costeros como indicadores de salud ambiental. Pichilemu y su parque se consolidan así como referentes en conservación, ciencia y sostenibilidad.