¿Y si te dijeran que un grupo de moléculas simples, sin relación alguna con la vida natural, pudiera organizarse, reproducirse y evolucionar como un ser vivo? Eso fue precisamente lo que logró Juan Pérez Mercader, astrobiólogo español y líder de una investigación pionera en la Universidad de Harvard, donde se creó vida sintética artificial desde cero.
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El estudio, publicado en la revista científica PNAS, marca un antes y un después en el campo de la biología sintética. El equipo de investigación desarrolló sistemas sintéticos que imitan las propiedades clave de la vida: manejan información, metabolizan, se reproducen y evolucionan. Todo esto, partiendo de un puñado de moléculas simples activadas únicamente por luz verde.
Un salto hacia la vida sin bioquímica
A diferencia de los seres vivos conocidos, que dependen de una base bioquímica, estos sistemas nacen de una solución acuosa de moléculas no biológicas. Al ser irradiadas con luz, estas moléculas se autoensamblan en vesículas semiporosas, similares a células, capaces de reproducirse mediante esporas.
“Hemos mostrado cómo generar sistemas totalmente sintéticos en un medio acuoso, que imitan a los sistemas vivos sin depender de la bioquímica”, explica Pérez Mercader.
Y el proceso no se detiene ahí. Las nuevas “células” se degradan, liberan esporas y reinician el ciclo, generando nuevas generaciones capaces de evolucionar y adaptarse al entorno, replicando el mecanismo de variación heredable descrito por Charles Darwin.
Implicancias para el futuro (en la Tierra y más allá)
Este avance podría ayudarnos a entender cómo se originó la vida en la Tierra primitiva, o cómo podría generarse en otros planetas o exoplanetas. También abre la puerta a aplicaciones tecnológicas como tejidos artificiales, materiales inteligentes o incluso nuevas formas de computación inspiradas en procesos biológicos.
Juan Pérez Mercader
Pérez Mercader, quien también fundó el Centro de Astrobiología de España, ha dedicado años al estudio del origen de la vida no bioquímica. Ya en 2017 publicó una investigación sobre la síntesis de células artificiales simples, pero esta es la primera vez que se describe su reproducción autónoma.
“Crear vida sin bioquímica demuestra que estos sistemas pueden evolucionar y adaptarse, haciéndose más complejos con el tiempo”, concluye.
En resumen, este hito no solo desafía nuestra comprensión de lo que es estar “vivo”, sino que promete revolucionar áreas como la medicina, la inteligencia artificial y la exploración espacial.