El telescopio espacial James Webb de la NASA permitió identificar una nueva luna alrededor de Urano, lo que eleva a 29 los satélites conocidos del planeta. El hallazgo, realizado el 2 de febrero de 2025 por un equipo del Southwest Research Institute (SwRI), marca un hito en la exploración del sistema solar.
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“Este objeto fue detectado en una serie de 10 imágenes de larga exposición captadas por la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam)”, explicó Maryame El Moutamid, científica líder del SwRI. “Es una luna pequeña, pero un descubrimiento significativo, algo que incluso la sonda Voyager 2 no logró ver durante su histórico sobrevuelo hace casi 40 años”.
Una luna diminuta pero clave
La luna recién descubierta tiene un diámetro estimado de sólo 10 kilómetros, lo que habría impedido que telescopios anteriores pudieran observarla. Según los científicos, su pequeño tamaño sugiere que podrían existir otros satélites aún no detectados en el complejo sistema de Urano.
“No hay otro planeta con tantas lunas internas pequeñas como Urano. Sus interacciones con los anillos nos hablan de una historia caótica que mezcla las fronteras entre un sistema de anillos y uno de lunas”, señaló Matthew Tiscareno, del SETI Institute.
Dónde se encuentra la nueva luna
El satélite orbita a unas 56.000 km del centro de Urano, en el plano ecuatorial del planeta, entre las órbitas de Ofelia y Bianca. Su trayectoria casi circular sugiere que probablemente se formó en esa misma región.
La Unión Astronómica Internacional (IAU) deberá aprobar un nombre oficial para este nuevo integrante de la familia de lunas de Urano, todas bautizadas con personajes de Shakespeare y Alexander Pope.
El legado de Voyager y el futuro de Webb
La detección forma parte del programa de Observadores Generales de Webb, que permite a científicos de todo el mundo proponer investigaciones con el telescopio. Gracias a su alta resolución y sensibilidad infrarroja, Webb puede detectar objetos lejanos y débiles que antes eran invisibles.
“Este hallazgo muestra cómo la astronomía moderna amplía el legado de misiones como Voyager 2, que en 1986 nos dio la primera mirada cercana a Urano. Ahora, casi cuatro décadas después, Webb nos permite explorar aún más lejos”, concluyó El Moutamid.