La idea de traer de vuelta a criaturas desaparecidas sigue generando titulares. Esta vez, el protagonista es el cineasta Peter Jackson, director de “El señor de los anillos”, quien se ha unido a la empresa Colossal Biosciences en un audaz proyecto para revivir al moa, una gigantesca ave no voladora que habitó la Isla Sur de Nueva Zelanda y podía alcanzar hasta 3,6 metros de altura.
LEE TAMBIÉN EN CONCIENCIA 24.7:
- Detectan desde Chile un cometa interestelar que está cruzando el sistema solar
- Histórico hallazgo astronómico: captan por primera vez una supernova que explotó dos veces
- El deshielo glaciar de volcanes en Chile podría provocar una serie de erupciones más explosivas
Un cineasta fascinado por el moa
La pasión de Peter Jackson por estas aves no es nueva. Posee una de las mayores colecciones privadas de huesos de moa, con entre 300 y 400 piezas. Junto a su pareja, Fran Walsh, ha aportado 15 millones de dólares al proyecto.
“Las películas son mi trabajo de día, y los moas son mi diversión. Todos los escolares neozelandeses sienten fascinación por los moas”, explicó Jackson en un comunicado.
El objetivo es una “misión para salvar a algunos de nuestros taonga —tesoros en maorí— más preciados”, según Jackson, quien además busca proteger otras especies amenazadas en Aotearoa/Nueva Zelanda.
La ciencia detrás del regreso del moa
El proyecto está en una fase muy inicial. A diferencia de los lobos huargos, otra especie extinta en la que trabaja Colossal Biosciences, traer de vuelta al moa presenta desafíos únicos, explicó Beth Shapiro, científica jefe de la empresa.
Primero, se deben encontrar huesos bien conservados para extraer ADN. Ese material genético se comparará con el de aves vivas similares, como el tinamú y el emú, para identificar las características únicas del moa.
“A diferencia de los mamíferos, los embriones de aves se desarrollan en huevos, lo que complica mucho más el proceso de desextinción”, detalló Shapiro.
Entre la ciencia y la controversia
Aunque el proyecto despierta entusiasmo, también genera debate. Expertos externos, como Stuart Pimm, ecólogo de la Universidad de Duke, dudan de su viabilidad y advierten sobre el peligro de soltar en la naturaleza a un animal tan grande.
“¿Se puede devolver una especie que fue exterminada a su hábitat natural? Creo que es muy poco probable que puedan hacerlo de forma significativa. Será un animal extremadamente peligroso”, advirtió Pimm.
Otros científicos temen que el interés por especies extintas desvíe la atención y recursos de la conservación de especies vivas.
Respaldo maorí y cultural
El proyecto ha contado con apoyo local. Kyle Davis, arqueólogo del Centro Ngai Tahu, destacó que esta iniciativa ha revigorizado el interés por las tradiciones y mitología maorí, en las que el moa tiene un lugar especial. En sitios como Pyramid Valley, Jackson y Davis han estudiado huesos de moa junto a antiguos arte rupestre maorí, que muestra a estas aves antes de su desaparición.
Paul Scofield, conservador jefe de historia natural del Museo Canterbury de Christchurch, confirmó la seriedad de Jackson en esta cruzada:
“No se limita a coleccionar algunos huesos de moa, sino que tiene una colección muy completa”, afirmó Scofield.
El futuro de la desextinción
Colossal Biosciences se ha hecho conocida por sus planes de desextinción, como los intentos de revivir al mamut lanudo, el dodo o el tigre de Tasmania. Incluso han logrado el nacimiento de cachorros de lobos huargos utilizando técnicas de edición genética CRISPR.
Sin embargo, el regreso del moa enfrenta un camino incierto, tanto por los desafíos biológicos como por el debate ético y ambiental que lo rodea. Mientras tanto, Peter Jackson sigue soñando con volver a ver al gigante neozelandés caminando por los paisajes que un día filmó para su épica saga cinematográfica.