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Ciencia

Chile impulsa el proyecto “1000 Genomas” para mapear su biodiversidad única

El proyecto 1000 Genomas busca descifrar el ADN de plantas, animales, hongos y algas en Chile, creando un mapa genético clave para conservación y biotecnología.

Chile impulsa proyecto “1000 Genomas” para mapear su biodiversidad.

Vicente Barraza

- TVN

Viernes 12 de septiembre de 2025

En distintos laboratorios de Chile, desde el altiplano hasta la Antártica, equipos de científicos trabajan con secuenciadores de última generación. ¿La razón? Cada secuencia revela pistas sobre la evolución y adaptación de especies únicas del país.

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La tarea viene de la iniciativa 1000 Genomas, un proyecto nacional que busca descifrar el patrimonio genético de las plantas, animales, hongos y algas que habitan el territorio chileno. La instancia ya ha iniciado la secuenciación de especies tan emblemáticas como el pudú, el huemul, el picaflor de Juan Fernández, el pingüino de Magallanes, la copiapoa, la estrella de mar y el jurel, entre muchas otras.

Una iniciativa de alcance nacional e internacional

El proyecto es liderado por el Instituto Milenio Centro de Regulación del Genoma (CRG), con participación de diversas instituciones del país. Su meta es clara: generar genomas de referencia de alta calidad para especies clave de la biodiversidad chilena. Para ello, utilizan tecnologías complementarias como Oxford Nanopore, Illumina, MGI y librerías de Hi-C.

“Esta combinación nos permite ensamblar genomas robustos, la base para estudios de evolución, conservación o biotecnología”, explica Juliana Vianna, coordinadora de 1000 Genomas.

Además, la red ya cuenta con 549 especies seleccionadas, entre plantas vasculares, reptiles, peces marinos y de agua dulce, hongos, aves, algas y anfibios.

Genómica para agricultura, medicina y conservación

La genómica no sólo permite entender la historia evolutiva de una especie, también ofrece soluciones a grandes desafíos globales.

  • En agricultura, ha hecho posible desarrollar variedades más resistentes a la sequía, como el maíz a partir del teosinte.
  • En acuicultura, conocer el ADN de peces y moluscos permite cultivos sostenibles y resistentes a enfermedades.
  • En biomedicina, la pandemia de COVID-19 demostró que la vigilancia genómica es clave para detectar variantes virales y anticipar medidas sanitarias.

En conservación, el impacto es tangible. Ejemplos como el cóndor californiano y el bisonte europeo muestran cómo la genética puede marcar la diferencia entre la extinción y la supervivencia. En Chile, especies como el pudú, el huillín y el picaflor de Juan Fernández se ubican entre las prioridades de 1000 Genomas.

Una red científica sin precedentes

El proyecto ha articulado a 79 investigadores de 20 universidades y centros de investigación, distribuidos en 15 de las 16 regiones de Chile. La representación incluye instituciones como la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica, la Universidad de Magallanes, la Universidad de Concepción, la Universidad de Antofagasta y el Instituto Antártico Chileno (INACH).

Además, destaca un equilibrio de género cercano al 60% de investigadoras y una activa cooperación internacional, siendo parte del Earth BioGenome Project y colaborando con el European Reference Genome Atlas (ERGA), la expedición Tara Oceans y el CNRS.

Ciencia con la sociedad

El proyecto también apuesta por la divulgación. En su primer año realizó 12 actividades educativas en seis regiones, alcanzando a más de 2.300 estudiantes de escuelas rurales y urbanas.

“Cada genoma que desciframos es un nuevo capítulo del libro de la vida en Chile”, comenta Vianna, quien subraya que este esfuerzo colectivo busca impactar no sólo en ciencia, sino también en políticas públicas, conservación y educación.

1000 Genomas se proyecta como el inventario más completo de la biodiversidad chilena a nivel genético. Sus resultados no sólo transformarán la conservación de especies amenazadas, sino que también abrirán oportunidades en biotecnología, agricultura sostenible, acuicultura resiliente y medicina de precisión. Chile, país de contrastes y extremos, se propone leer su propio libro de la vida para entenderse mejor y cuidar el futuro de su biodiversidad.