Un equipo de científicos liderado desde Chile ha logrado un avance clave en la astrofísica mundial: confirmar que los anillos y surcos observados en discos protoplanetarios son provocados por planetas en formación. Este hallazgo resuelve un enigma que mantuvo dividida a la comunidad científica por años.
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El estudio, desarrollado por el proyecto ODISEA (Ophiuchus DIsk Survey Employing ALMA) del Instituto de Estudios Astrofísicos de la Universidad Diego Portales (UDP), fue publicado en la prestigiosa revista The Astrophysical Journal Letters y difundido internacionalmente por el observatorio ALMA.
“Los resultados son la culminación de diez años de trabajo observacional y teórico liderado desde Chile y Argentina. Las similitudes entre los modelos y las observaciones hablan por sí solas y dejan pocas dudas sobre el origen planetario de estas estructuras”, señaló Lucas Cieza, académico de la UDP y líder del proyecto ODISEA.
Observando el nacimiento de planetas
El equipo estudió por años la nube molecular de Ofiuco, considerada un verdadero laboratorio natural de formación planetaria. Allí, utilizando el potente telescopio ALMA, identificaron cientos de discos protoplanetarios similares a la nebulosa solar que dio origen a nuestro sistema hace 4.500 millones de años.
En las primeras observaciones de alta resolución, ALMA reveló intrincadas estructuras de anillos y surcos en los discos, lo que inicialmente desconcertó a los astrónomos, ya que aparecían muy lejos de sus estrellas y en estrellas jóvenes, contradiciendo las teorías vigentes sobre formación planetaria.
“Durante años se pensaron explicaciones alternativas, desde efectos magnéticos hasta inestabilidades complejas. Sin embargo, muchos grupos seguimos explorando la hipótesis planetaria”, explicó Cieza.
La clave estuvo en los modelos numéricos
En 2021, el equipo de ODISEA propuso una secuencia evolutiva para explicar la diversidad de anillos y surcos, atribuyéndolos a planetas gigantes en formación y su interacción con el polvo circundante. Pero necesitaban una prueba más concreta.
La respuesta llegó gracias a la colaboración con expertos del Instituto de Astrofísica de La Plata (Argentina) y la Universidad de Santiago de Chile, quienes desarrollaron modelos numéricos que confirmaron la hipótesis.
“Esta confirmación no solo valida nuestra teoría, sino que además abre una nueva ventana para detectar planetas que no podemos identificar con métodos tradicionales”, destacó Cieza.
El estudio también contó con la participación de Alice Zurlo, académica de la UDP y directora del Núcleo Milenio de Planetas Jóvenes y sus Lunas (YEMS), quien subrayó la importancia de este avance en la investigación de sistemas planetarios en formación.
Un misterio resuelto, pero con nuevas preguntas
Aunque el origen de estas estructuras ha sido aclarado, el descubrimiento plantea nuevos desafíos, como entender la sorprendente rapidez con la que se forman los planetas.
“Está claro que la ODISEA continúa. Esperamos que nuestro equipo siga contribuyendo al avance de la astrofísica internacional”, concluyó Cieza.