Los alimentos ultraprocesados vuelven a estar en la mira científica. Un estudio publicado en Cell Metabolism reveló que una dieta basada en este tipo de productos no sólo favorece la ganancia de peso y de grasa corporal, sino que además provoca una reducción en las hormonas sexuales masculinas y una acumulación de químicos presentes en plásticos y envases alimentarios.
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Efectos más allá del metabolismo
Investigaciones previas ya habían asociado el consumo de ultraprocesados con obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, este nuevo trabajo liderado por la Universidad de Copenhague va más allá, sugiriendo un impacto directo sobre la salud reproductiva masculina.
Los científicos observaron que, aunque las dietas estaban diseñadas con las mismas calorías, proteínas, carbohidratos y grasas, los hombres que consumieron alimentos ultraprocesados ganaron en promedio 1,3 kilos de peso y 1 kilo de grasa corporal, mientras que quienes siguieron una dieta de alimentos frescos no presentaron estos cambios.
“Esto demuestra que no todas las calorías son iguales. La naturaleza de los alimentos influye directamente en nuestro organismo”, explicó Romain Barrès, autor principal del estudio.
Impacto en hormonas y fertilidad
El hallazgo más preocupante fue la disminución de la hormona foliculoestimulante (FSH), clave para la producción de espermatozoides. También se registraron tendencias hacia una baja en los niveles de testosterona y en la movilidad espermática.
Además, los participantes que consumieron ultraprocesados presentaron niveles más altos de ftalatos, químicos presentes en plásticos conocidos como disruptores endocrinos. Estos compuestos se asocian a cambios hormonales y posibles problemas de salud a largo plazo.
El contraste con una dieta no procesada
Cuando los mismos voluntarios siguieron una dieta rica en alimentos frescos, huevos, legumbres, pescados, frutas y verduras; los efectos fueron diferentes: mejor perfil hormonal y mayor presencia de litio, un mineral beneficioso para la regulación del ánimo. Sin embargo, también se detectaron mayores niveles de mercurio y “químicos eternos” (PFAS), debido al consumo de ciertos pescados y al uso de utensilios con teflón.
¿Qué implica esto para la vida cotidiana?
El estudio, realizado en 43 hombres sanos de entre 20 y 35 años, confirma que la calidad de los alimentos tiene un peso determinante en la salud, incluso cuando las calorías totales son las mismas.
“Lo que encontramos está cambiando nuestra propia forma de comer en casa: la calidad importa más que la cantidad”, concluyó Barrès.